The revolver

7:31 PM Posted by Mario Galarza

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- Sabes, estos rev?lveres que nos brindan representan una condena de muerte. Cualquier francotirador o gatillero com?n sabr?a quien es el objetivo ideal a disparar, con esto me est?n colocando como tiro al blanco en medio de este caos. ? habla el corpulento hombre con voz melodiosa, con una ligera mueca de sonrisa que hace dudar a su acompa?ante si habla con seriedad o sarcasmo, mientras que coloca balas lentamente con sus largos dedos en el tambor de su arma.

- Debes? debes de sentir orgullo. - contesta en tono nervioso - Ese revolver es un reconocimiento a tu carrera, es un s?mbolo de tu rango, eso? - No termina de hablar, los ojos miel de aquel hombre le retiran el aliento, cuando con una indiferencia parcial y un inter?s muy tenue en lo que dice, inspecciona la mira de su arma con uno de los compa?eros que va de frente en aquella furgoneta blindada, apunt?ndolo se percibe un aire amenazante. Una sensaci?n que bien conoce recorre su cuerpo electriz?ndolo, sus ojos se rinden ante el encanto que emana de ?l, mientras las comisuras de sus labios dibujan una arqueada y de su boca seca sale una frase: ?Bang! La chica se cimbra, mientras el hombre no mayor de 25 a?os echa a carcajear ante la mirada asombrada y un poco temerosa del chico a quien apunt?, no s?lo por ese extra?o encanto que lo rodea, sino tambi?n porque alcanz? a ver un extra?o brillo en aquellos penetrantes ojos color miel.

- Capit?n Villela, no debe de jugar de esa forma, - dice el chico contrariado y con un rostro desencajado por la escena al igual que los dem?s miembros que viajan en aquel veh?culo a toda marcha.

- ?Vamos Ram?rez! Ya ni siquiera es capaz de soportar una broma ? le habla de forma gallarda mientras su voz es testigo de c?mo se pierde la simpat?a dando paso a un tono un poco mas acore a las circunstancias. Su rostro se ensombrece un momento por ser frenada su algarab?a.

- No es por eso Capit?n, es solo que nos acercamos a una misi?n importante, ese tipo de situaciones en las que me pone me parecen pesadas. ? responde el joven un poco mas relajado.

- Deje ese nerviosismo Ram?rez, no me gustar?a que por esa raz?n fuera a ser yo la v?ctima de sus temores ? advierte el corpulento agente con iron?a y vivacidad, - el momento ser? complicado as? que en medio de la adrenalina y la angustia desatada debe ser capaz de notar la diferencia entre el enemigo y sus camaradas ? culmina.

- Se que no habr? error Capit?n, - habla el chico con seguridad ? nos hemos preparado.

- Recuerden ? habla en tono alto para que a todos los miembros del grupo les sea audible y hasta un poco mas para mostrar autoridad. ? Este d?a lo hemos esperado mucho tiempo, se nos da una de las misiones mas importantes de nuestra unidad, hoy tendremos al alcance de nuestras manos uno de los mayores logros a los que podemos aspirar. ? baja la cabeza un poco para tomar su fusil de asalto, un Fx-05, perfectamente equipado, desliza sus dedos por su fr?a superficie y evoca el momento en que ser? usado. ? Quiero que en ese momento de ofusque les quede claro una cosa, ahora que nos acercamos al combate es indudable que el alimento estimulante para arriesgar nuestras vidas es nuestra patria amenazada por esos perros, la seguridad de nuestras familias y el bienestar de nuestros hijos se convierten en motor.

- Eso es plausible Capit?n ? interrumpe con delicada y dulce voz la chica a su lado sin ocultar la sensaci?n de agrado por hablarle de esa forma tan formal ? No es malo idealizar nuestra lucha, porque eso es lo que nos diferencia de ellos. ? pausa la charla cuando ve los enigm?ticos ojos de su superior buscando los suyos, un ligero espasmo la orilla a moverlos, bailoteando para evitarla, para no permitirle descubrir lo que guarda en ellos para ?l. Dubitativa, con la vista recorre a los dem?s miembros que atentos escuchan cada palabra. ? Tengamos en mente esto al enfrentar la muerte con arrojo. ? termina ahogando emociones con una seguridad que la distingue.

- Son hermosas palabras Elena, muestra de un alma ardiente, lo que permite el realizar algo por lo que se siente orgullo. ? habla sereno cuando toma su fusil con ambas manos y lo postra en su pecho para abrazarlo. ? Esto compa?eros ser? nuestra herramienta, aquella con la cual serviremos de escudo a nuestros compa?eros. All? no lo duden, nos espera la muerte, el saber afrontarla har? la diferencia en como regresemos. Amen su patria, a sus familias, pero no olviden amarse a ustedes mismos, no olviden eso ante un riesgo innecesario - su mirada brilla, con un resplandor agradable que borra ese aire sombr?o, con movimientos de su boca tenues, pero expresivos, aunque irradiando seguridad y sobretodo brindando protecci?n, sensaciones que son mas intensan en el coraz?n de la joven ? All? adentro caeremos, sufriremos y mataremos, sepan dar cara a cada una de esas opciones, los h?roes mueren pronto, busquen protegerse y protegernos, siguiendo nuestra rutina ?El Rudy? Maldonado caer?. ?Porque esa escoria hoy morir?! ? clama efusivo, emocionado y exaltando a su unidad, la cu?l le responde con euforia.

- ?Siiiiiiiiiiiii! ? grita la chica con su coraz?n estimulado, a flor de piel al un?sono con la de los 12 miembros de aquella unidad de fuerzas especiales. Ella le ama, cada parte de ?l la envuelve en un mundo de magia, hoy m?s que nunca porque esta dispuesta a morir con el capit?n Marco si se le sugiriese, porque no imagina su vida sin su presencia encantadora. Ama sus manos, ama su rostro de miles de expresiones, ama su cuerpo delineado perfectamente, pero ama a?n m?s sus ojos donde alcanza a tocar su alma a trav?s de ellos, ya que ve aut?nticos sus preceptos e ideales. Lo cree perfecto.

El viaje a toda prisa se vuelve entonces en un derroche de alegr?a, de adrenalina contenida y de excitaci?n, porque entienden perfectamente lo que les espera al apenas abrirse la puerta blindada de aquel veh?culo y deciden esperarlo con gritos y canticos. Sus sentimientos est?n te?idos de un tono ?pico cuando la furgoneta se detiene abruptamente.

- ?Atenta, unidad ?Destello de Bala?! ?Que se lleve a cabo la encomienda! ? clama su capit?n irradiando emoci?n al tiempo que sus miradas sufren una transformaci?n cuando al detalle de un ritual ancestral colocan sus capuchas, solo sus ojos despidiendo fuego da cuenta clara de su sentir.

Un rechinido abrupto los saluda al abrirse la puerta, pero inmediatamente se olvidan de ello cuando la detonaci?n de metrallas y el poderoso impacto de granadas cimbran sus cuerpos. La unidad baja con premura, mientras un agente la espera invitando a su capit?n para ponerlo al tanto de los acontecimientos. Elena solo ve de lejos a su amado cuando se retira, ella al igual que sus compa?eros se cubren al contemplar el caos. Detonaciones de granadas que sonoras despiden un sonido seco y hace temblar el suelo que pisan. M?s ella solo tiene ojos para ?l, porque se ha propuesto protegerlo, comprende que solo viviendo los dos puede seguir so?ando con su anhelado encuentro, con poder ver sus ojos sin el temor de que descubra en ellos su secreto. M?s una esquirla arrojada cual saeta la despierta a ese entorno de vileza y desaz?n.

- ?La situaci?n es ca?tica! ? exclama el l?der invit?ndolos a acercarse, en una peque?a reuni?n antes de iniciar la incursi?n. ? Parece ser que hemos dado en el blanco, realmente ?El Rudy? est? acordonado en esa finca; sin embargo, tiene consigo todo un arsenal del cual no han dudado en echar mano, han ca?do 2 polic?as y sido herido varios mas solo intentando contenerlos. ? habla el Capit?n con voz apacible, como inmune a la crueldad de las horas que se han vivido en el lugar. ? Es lo que quer?amos, son cerca de 15 de sus principales gatilleros los que lo protegen y han jurado morir antes de ser expuestos ante la justicia ? se detiene un momento cuando la metralla de un lugar indeterminado destruye los vidrios del m?vil que les sirve de escudo haci?ndolos reclinar y justo a tiempo, antes de esquirlas de una explosi?n cercana pasar rozando sus cascos.

Una bocanada de humo se despide desde los labios de uno de los agentes que de manera tosca muerde su habano y lo cambia de lado para permitirle hablar. Una mirada recia, casi inexpresiva, pero con ojos igual de fieros, cargados de emociones contenidas.

- Son AK- 47, R-15 y HK91, adem?s de destructivas granadas y lanzacohetes Capit?n, ?Cre? firmemente que seremos capaces de flaquearlos para poder abrirnos paso por la finca? ? musita cuando otra bocanada se despide volviendo algo enigm?tica su cuesti?n.

- Claro que si. ? responde presto e imponente.

- No ser?a mejor soportarlos y dar tiempo a que los soldados de Infanter?a y sus unidades blindadas arriben, no creo que tarden demasiado ? responde mientras lo ve directamente. Le cree, cree que las palabras de su superior son ver?dicas, porque ya antes ha estado su vida en sus manos, empero, da tambi?n mucho m?rito a sus observaciones.

- Si Oviedo, es lo ideal, pero la realidad es un poco distinta ? asevera con autoridad mientras que el cielo encapotado con su manto de pomposas nubes retiran la poca luminosidad despedida desde el firmamento y cada explosi?n se vuelve una mortecina liberaci?n de luz. ? No podemos desperdiciar tanto tiempo, de alguna forma ha llegado la noticia de que un comando armado est? en camino para liberarlo. Hablamos de uno de los capos m?s importantes del norte de M?xico - les clama a todos mientras ajusta alguno de los compartimiento de su chaleco, se est? preparando, busca dejarles claro a sus soldados que es algo inevitable. ? Ya ahora ha sido tomado por sorpresa, mientras mas tiempo pase esa ligera ventaja se ira perdiendo, por eso hemos acudido tan apresurados. Ninguno de los oficiales que estamos rode?ndolo podemos soportar un ataque desde ambos flancos si m?s sicarios se internan a rescatarlo. Y s?lo nosotros tenemos la capacidad de entrar y sacarlo; necesitamos a como de lugar meterlo en nuestro blindado y llevarlo a las instalaciones de la Polic?a Federal. ? Resoluci?n y firmeza desprenden sus palabras y se torna apresurada ? He dado indicaciones para que los polic?as formen un escudo, retiraran a toda esa gente curiosa y prometen evitar cualquier intromisi?n en lo que damos nuestro golpe.

- Estoy de acuerdo Oviedo, creo que el tiempo ahora juega una diferencia crucial ? apoya Elena un poco sonrojada. Igualmente no mide riesgos, solo la necesidad de acompa?ar a su hombre idealizado, la satisfacci?n de estar con ?l tanto en momentos de dulce compa??a como en esos m?s inaccesibles, cuando es capaz de compartir sus ideas, sus pincelazos de personalidad que con cierto arrebato la dominan. Una mujer h?bil, idealista, amante de si misma y de su esencia. Ella misma no duda en ponerse ante aqu?l que la succiona con su porte como imponente torbellino, que la atrae de manera impulsiva por su galanter?a, por su magia y por su voz.

Oviedo comprende, algo lo lacera de dicha reacci?n de la dama, pero lo acepta, como un designio estipulado por un ser supremo, no sabe si es la marcialidad a la que se han sometido o la disciplina ya pactada con un sistema, pero termina asintiendo con un claro dejo en su rostro y despidiendo desde su boca una estilizada nube de humo mas intensa y que impregna la solemnidad de aquel grupo. All? se sella y se pacta un acuerdo que han hecho tantas veces. No es la primera misi?n de este tipo, lo han llegado a asimilar, a beber como el elixir diario, su vida entre balas y destellos ha sido consentida con cierta asiduidad, a?n cuando sus vidas es lo que esta en la balanza en este crucial momento.

Elena siente su coraz?n palpitar, igualmente ha degustado sin problema la fugacidad que su vida en los pr?ximos minutos tomar?. Para ella su lealtad, su entrega, ambas est?n dadas a un solo ser, aquel que llena su vida de un tinte intenso y que nunca conoci?. Hoy esa dicha al verlo, a?n el solo contemplarlo a lo lejos, el escuchar sus deslumbrantes expresiones y las emociones que sobre ella act?an, cual adictivo estimulante para sentirse cerca de ?l la embriagan. Hoy teme por su vida, por su destino, pero le acongoja el coraz?n m?s el verse privada de su motor, de su raz?n de ser desde hace a?os. Quiere cantarle su aria de amor con ritmo exquisito, conf?a en cuanto lo haga el Capit?n sea capaz de abrazarle; sin embargo, hoy esta dispuesta a hacerlo posible, estando a su lado, am?ndole con la fuerza de su carabina, de u?as y dientes si fuera necesario para hacer su fantas?a posible. Su coraz?n roza lo ?pico, pero no hay duda en su mirada.

As? contempla ante sus bellos ojos negros los planes de la incursi?n, la centelleante y sorpresiva arremetida en su blindado, el lugar y la direcci?n a tomar tan pronto pongan su pie en la lujosa finca, la encomienda de cada miembro de ?lite. Mas ella se ha forjado su propio plan, volver aquella ilusi?n vivida en sus sue?os real y para poder tocarla indispensable es entregarlo todo.

El rechinar de las llantas del cami?n a toda velocidad rompen el moment?neo pacto de la contienda, las puertas ostentosas de madera cayendo con una brutalidad tal ante el impacto de ?ste y cuyo destino es llegar hasta la imponente residencia. As? entre ruidos de granadas que causan irregularidades en el desplazamiento del veh?culo y que obliga a m?s de un miembro en aferrarse a su sost?n se lleva a cabo el trayecto mortecino hasta las puertas del punto de salida. Cada uno siente el temor invadirlos, a?n as? son capaces de tragarlo para no mostrarlo ante sus compa?eros. Que reconfortante seria en estos momentos compartir que a cada uno de ellos los pasma el temor de la misma forma, seria un alivio saber que todo el entrenamiento del mundo no priva al hombre de sentir su coraz?n doblarse. Mas a?n en instantes tan angustiantes el Capit?n es capaz de arrastrar a sus subordinados con su imagen imponente, tomado de los cerrojos que los mantienen a salvo, esperando el frenar vertiginoso del acorazado y que representa la puerta de entrada a un mundo ca?tico en el que sus cuerpos ser?n vulnerables a cada instante transcurrido, a cada cent?metro recorrido y que sus existencias pender?n del delicado hilo de la suerte y del mas m?nimo y diminuto error.

Lo que sigue es la representaci?n de la escena m?s cruenta y desdichada imaginada. Los ojos de Elena se abren de improvisto apenas las pesadas puertas del convoy les retiran su cobijo, ante sus ojos impotente ve caer a Ram?rez de un fulminante disparo a la cabeza, su rostro incr?dulo siente las gotas de sangre desparramarse en ?l, todo en c?mara lenta, no comprende si por el temor o la impresi?n, mas apenas nota el descenso acelerado del Capit?n olvida esa primera impresi?n, la borra, ahora hay algo mas importante que resguardar para su mente al notar como se enfrasca ?l en la batalla y al verlo arrojar sus primeras granadas. Ella es la soldado mas ?gil de su escuadr?n y quiz? la mas capaz, pero ahora sus talentos est?n a su servicio.

Lo ve alejarse, lo ve adentrarse con una facilidad ins?lita a la residencia, es claro cual es su objetivo final. Aunque busca seguirle de cerca solo escucha disparos ensordecer sus o?dos con su detonar y las granadas que desorientan sus sentidos con su poder destructivo. Ve caer a sus compa?eros, no comprende tal reacci?n ante un ataque que se sabia inesperado, la sorpresa ha sido de ellos. Para Elena no importa nada mas, se hace un sendero entre las balas.

Tras de si, un infierno, compa?eros de a?os siendo heridos o acribillados. Uno de los equipos de ?lite de las fuerzas especiales mas condecorado es v?ctima del desconcierto. El zumbido caracter?stico de las poderosas metrallas que con su m?sica de muerte regalan un escenario vil.

La joven siente una amargura en su pecho, un apretuj?n que la conmueve por momentos, ha perdido de vista a su capit?n, intenta darle alcance despu?s de verlo entrar a la residencia en busca de uno de los hombres mas peligrosos. Siempre actuaba as?, porque se sabia capaz, mas ella asimila ya que jam?s hab?an estado en un nivel tal de inferioridad y adem?s algo extra?o estaba pasando. Esas mismas sospechas la hacen abrirse paso con movimientos r?pidos y alertas en todo momento a la aparici?n de alg?n enemigo, la vista aguda en busca de cualquier peque?o movimiento es su principal cualidad y la que la hace respetada, es esa misma capacidad la que hace neutralizar sin tanto trabajo a dos pistoleros que buscaban sorprenderla.

Ingresando al gran sal?n sabe que es victima f?cil, de sus compa?eros no puede esperar ayuda, se escuchan detonaciones que desde varios parajes los mantienen a raya. La t?ctica no ha funcionado, ninguno de ellos esperaba que al salir del blindado estuvieran tan a merced del enemigo. Su vista y su fusil se acompa?an, se hacen uno solo. Agudiza sus sentidos, y sus movimientos se vuelven mas desesperados al verse poco a poco invadida por la angustia, su sigilo caracter?stico se esta perdiendo ante la incapacidad de ubicar al capit?n ya que cada instante que transcurre la hace temer lo peor. Entre las miles de centellas que acompa?an el cacaraqueo de las armas y voces de ahogo al sentir la bala perforar los cuerpos, distingue la de Marco. En una sala contigua una discusi?n se lleva a cabo, con destreza, agilidad y estilizados movimientos muestra de su feminidad ingresa de pronto ante la imagen que le perturbaba, el imaginar el cuerpo de su amor tendido.

Saca ventaja de la sorpresiva intrusi?n para golpear con toda su fuerza la cabeza de uno de los hombres que se aprestaban a darle muerte al capit?n Marco, aprovechando la batalla que el mismo llevaba con un miembro de los sicarios, la sensaci?n de alivio de verlo luchar, le arranca una ligera sonrisa oculta por su capucha. Aun enfrascada en la acci?n de ultimar a aquel hombre que antes golpeo, pero la situaci?n luce ca?tica.

El capit?n Marco ha perdido su arma y solo se ve involucrado en un fiero combate con el ?El Rudy? Maldonado, un ex miembro del Grupo Aerom?vil de Fuerzas Especiales (GAFES) del ejercito. Un hombre condecorado antes de su disidencia de las fuerzas armadas, pero que no ha perdido su condici?n. La chica se olvida de su v?ctima para dirigirse cuanto antes a prestar ayuda al capit?n que ha sido herido en un brazo, solo ve eso, su mente se ofusca por instantes en dicha acci?n olvid?ndose de su entorno y no ve venir el golpe que le retira el arma de las manos, saca con una agilidad felina su Berreta y la detona para acabar con aquel enemigo que la ha sorprendido.

Solo al darse vuelta para lanzar su ataque hacia el importante capo la invade una terrible sensaci?n al notar como su pecho se quema, siente la destrucci?n en un solo disparo a?n a pesar de portar su chaleco antibalas. Es un disparo contundente, que le hace nublar la vista, y vuelve su cuerpo pesado e incapaz de mantenerse en pie. Cae de rodillas ante el hombre que se presta a ultimarla de un disparo a la cabeza, lo ve con rabia, pero su mirada perdida busca algo m?s en medio de los gritos y la lluvia de balas de aquel lugar. Se escuchan amenazas desaforadas y ni siquiera nota cuando el imponente l?der de la mafia se aparta r?pidamente de ella sin lograr lo que se propon?a. Sus ojos nublados por l?grimas y por un electrizar paralizante se mueven desorbitados, anhelan ver por ?ltima vez a su amado en esos, sus ?ltimos momentos, desea despedirse sabiendo que se encuentra bien, que est? a salvo y que corre a su lado para tomarla en sus brazos. Esa es una imagen que a?ora, mas que no es capaz de regalarse al caer de espaldas pleg?ndose sus piernas. All? sin mas, la vista la abandona y sus sentidos se debilitan al grado de impedirle percibir nada mas.



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